lunes, 14 de febrero de 2011

Amor de por vida.

Cuenta la historia que un viejo pescador recorría un sendero largo por un bosque abierto, para llegar a su noble embarcación. Todas las mañanas salia de su humilde morada y llevaba consigo algunos vegetales, su ropaje era acorde a sus años, descansaba en la galería de esa enorme pero antigua casa, construida en madera del mismo bosque, un sabueso que insinuaba dormir tras los pasos de aquel viejo pescador. Sus pasos estaban marcados en el trayecto, como las arrugas de su rostro, eran hermanos de alma, el tiempo en el lugar hizo crecer en su corazón infinitos momentos con la naturaleza, los temporales castigaban pero la vida era muy tranquila. En su pasar matutino por el estrecho camino, aquel noble pescador tiraba en casi todo su recorrido los vegetales que llevaba, y partía rumbo desconocido a traer su alimento dentro de ese estanque natural, que por muchos años fue sustento de un deseo feliz. Su cabellera reflejaba su historia al surcar los cuatro vientos, en el agua era el rey y en la tierra un simple mortal que supo sembrar amor, esperanza y sabiduría. Así todas las mañana sembraba vegetales para que aquellos pobres animalitos salvajes tubieran otra posibilidad dentro del bosque natural.
Una mañana fría de invierno, su hijo que vivía en la cuidad, recibe la triste noticia, su padre había fallecido, y decidió recordarlo llendo a su casa en la vera de aquel triste lago.. Al llegar entre sus pertenecias encontró una carta que decía --- Hijo mio, cuan triste es tu día si no vez con claridad que el mundo se hizo para todos, que las cosas simples se tornan complejas cuando mortificamos nuestros propios ancestros, que la vida te sonríe cuando siembras alegría, que lo humano esta adentro y no se puede crear, ni modificar, cuando aprendas a vivir sentirás por naturaleza cual es tu lugar y llenaras de amor tu corazón para brindarselo a tu entorno.---, pero el mensaje de aquel pensante pescador, no pareció persuadir su alma y quedo olvidado en sus aperos.
Todas las mañanas, al despertar miraba el amanecer desde la galería, y con alegría recordaba el trayecto que su padre hacia hasta aquella vieja canoa...
Una mañana se levanto temprano corrió la cortina empolvada y vio como los animalitos se acercaban a su cabaña, sorprendido salio a fuera y recordó aquellas palabras de su padre. La naturaleza lo estaba esperando día tras día, y el amor que su padre sembró tenia que seguir su curzo. Solo que esta vez tenia que aprender a convivir con su entorno, pensando en que los demás también construían su vida cada vez que el sol salia. Entonces fue hay cuando despertó, su vida era monótona y no confiaba en su entorno, creyó que ya nadie le importaría, el pasado lo condenaba a vivir enojado con la naturaleza pero descubrió que todo se puede cuando realmente lo quieres. Los años de su padre en el bosque no fueron en vano el cosecho su siembra para demostrar que el amor siempre esta, solo hay que saber expresarlo, direccionarlo y darle a la vida un empujón para que sepa nuestro corazón por que late cada mañana. Al despertar pensó que los demás también pueden amar y saben esperar que ese amor se refleje en sus actos.

Autor: Magnánimo.

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