sábado, 7 de enero de 2012

Un sueño sin lugar.

Apartado de la realidad, banderas de miedo suenan en el mar, la vida continua sin detenerse, tan solo me queda esperar. Redundan pensamientos de libertad, quien sabe si algún día los podrá soñar, la brisa matinal azota mi cara para dejarme desnudo frente al encuentro del sol. Se profundiza el zumbido y despiertan las aves, tras las miradas perdidas de rocas y arenas. Nadie a venido, nadie tendrá lugar, un sueño que murió tan pronto como empezó la jornada. Con el paso de las horas en silencio comenzó a gobernar, quedándose tendido siempre en el mismo lugar, tal vez ese sol matinal estaba mal, debió quedarse la noche y así volver a esperar. Casi sin vida, tenue, apagándose de lo común, empieza a soñar con una vida distinta pero sin lugar, la dureza y la nobleza se vuelven a saludar, es un trago amargo más, sin lugar a dudas es la tristeza que empezó a brotar como surgente del manantial esperando ser bebido por algo carnal. Y así transcurren los días plagados de miserias y riquezas, mezcla de dolor y alegrías, entre la sal y el azúcar, entre el odio y el amor, como castiga el agua a la arena mientras crece el mar para dejarla planchada a la mañana siguiente mostrando su extensa belleza.
Un sembrador de sueños inconclusos, un apasionado de la vida espiritual, un amor repentino perdido, una vida sin igual, carácter suficiente para pensar y pensar, la vida nos puso a prueba, una vez más.

AUTOR: Magnánimo.