lunes, 27 de septiembre de 2010

La tormenta pego de nuevo

Bajo un manto sagrado de libertad y derecho, tras lo más profundo de mí ser, veo el cielo en un entorno gris de locura, azul de bronca y verde de dolor. Siento pienso y sueño en la misma sintonía que ayer, sincronizando mis pasos para mantenerme en pie, acomodando los acordes para mi canción matinal, escucho ruido ensordecedor, veo relámpagos de amor, siento caer en mi ser la furia del viento que desgarra mi carne y enloquece mi sentido para dudar continuamente si debo dejarme llevar por él. De repente pienso que es el final, segundo después solo quiero eternidad, de a ratos serena mi alma para tocar una suave música que alegra mi corazón, y otros tanto ciegan mi vida para convertirla en un solo llanto, plagado de miseria y dolor. Este clima me está matando y no existen los pronósticos, en este mundo perverso solo me queda ser fuerte y paciente, pero ¿cuál de las dos se irá primero? No lo sé, yo solo sé que no aprendí nada o todo. No todo en esta vida es aprender sino también hay tiempo para vivir, después crecer, después sufrir, después seguir viviendo. Eso es lo que siento, un dolor inmenso y la tristeza se acopla en mi como aquel viejo recuerdo del bar que cobijó a mi abuelo. Y se hacen finas las gotas y se aligera el tiempo, se acorta la vida y se me termina el sueño, los arboles parecen aburridos, ellos saben que tiene que pasar y que la vida continua pero no por siempre, no existe la eternidad para un mortal y adormecido árbol, tampoco para mi, ni para vos. Solo existe vida y hay que vivirla, solo existe en vos esa decisión de sentir que no existe más vida que la que queremos transitar. Tormentas seguirán siendo con el paso del tiempo, muchas, pocas, fuertes o suave, pero…… no sé cuantas más voy a resistir, si la vida me puso a prueba, que la prueba termine con esta vida. Solo sé que hoy pierdo fuerza, no quiero perderme en la nada, por eso voy a ganar paciencia. Espero que el viento sea solo pasajero y me deje en el lugar que me encontró, sino solo quedaran recuerdos para nunca borrar.

Autor: Magnanimo

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