martes, 21 de agosto de 2012

Viaje de ida.

Truenos y rayos azotan los caminos,
como haciéndome paso al destino y yo,
junto fuerzas de lo sobre natural,
para hacer de cuenta que es normal.

Ruedas de hierro rechinan sin cesar,
interminables horas sin ver atrás,
dibujo en un folleto tu rostro,
para no caer en las garras del monstruo.

Fantasmas del viejo tren circulante,
las vías son añejas pero sabias,
no hay fronteras ni tapujos,
voy a mostrarte el lado agreste del lujo.

Rechinan las torpes ruedas de hierro,
señal que estamos virando,
suerte que no hay recta final,
tendré tiempo de amarte igual.

Marcha biológica hacia la nada,
pero que más que tu y tu mirada,
para llevarme por siempre conmigo,
ya no hay señales ni parada.

Los frenos se han desgastado,
nadie podrá detenerme,
si el amor es solemne,
brillaremos eternos enamorados.

Prisa de años mensurados,
presa de difícil sentimiento,
los miedos no son ajenos,
no espero encontrar lamentos.

Boleto de un viaje de ida,
tren de vida normal y apacible,
destino final incierto y oscuro,
amor presente intransferible.

Perderme seria un agravio,
encontrarte mi mayor anhelo,
amarte es mi debilidad,
perderte mi pecado mortal.

Si existe un ser superior,
libérame de este miedo,
déjame expresarme con sabiduría,
déjame cuidarla a mi manera,
déjame pensarla aunque no duerma,
déjame por siempre tenerla,
déjame y solo déjame,
sin boleto, sin regreso, sin temor, sin rencor,
en este viaje fantasmagórico,
amarla por la vida entera,
aun cuando el viaje no sea de primera.

Autor: Magnánimo.


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